(Arriba: Transi de Henry Chichele (1364-1443), Canterbury Cathedral. Inglaterra.)
En el capítulo anterior de nuestra telenovela Arte con cadáveres, visitamos la iglesia de Saint-Etienne, en Bar-le-Duc, Francia, donde se haya el escalofriante transi de René de Châlon, príncipe de Orange.
Del siglo XIV al XVII en Europa, en medio de magníficos movimientos artísticos -del gótico internacional al barroco, pasando por el renacimiento-, y de lamentables modas políticas, fue relativamente común el aderezar las tumbas y mausoleos de los más encumbrados con transi, esculturas funerarias que representan al fallecido en descarado estado de putrefacción.
De este modo, lo que el sepulcro busca ocultar –la parte más engorrosa del negocio, el bochorno del apestadero y de las tripas, el horror vacui- se expone al público como chica encuerada y se convierte en el tema estético principal.
La elaboración de esas figuras escatológicas era una excelente oportunidad para los artesanos escultores de mostrar su poder de imaginación, su dominio de la anatomía, su destreza técnica en la representación de detalles orgánicos; pero también de sacar a relucir una espiritualidad exacerbada.
En esta época, cruel como nunca pero ñoña e hipócrita como ella sola, es difícil imaginar alguna celebridad encargando una escultura de sí mismo pudriéndose y llenándose de gusanos, a menos que fuera un cantante pornogoredeathmetal, Lady Gaga, o un multimillonario excéntrico y snob, que fuera a la vez dueño de la bimbo, de los oxxos y de licores tonayán.
Tumba de John FitzAlan, decimocuarto conde de Arundel, muerto en 1435. Castillo del mismo nombre. Inglaterra.
Algunos transiestán acompañados de su doble menos gore, otra escultura del mismo fallecido, donde se le puede ver durmiendo o tal vez recién difunteado, pero antes de la labor del gusano:
“Existen dos variantes iconográficas esenciales: el transi simple, que muestra un solo individuo en forma de cadáver, y el transi doble, que confronta la imagen del difunto, representándolo como si estuviera dormido, con su doble muerto y degradado, en una especie de visión especular”.*
Un buen ejemplo detransi doble es la tumba de dos niveles de John FitzAlan, decimocuarto conde de Arundel, muerto en 1435.
Un buen ejemplo detransi doble es la tumba de dos niveles de John FitzAlan, decimocuarto conde de Arundel, muerto en 1435.
Tumba de Henri II y de Catherine de Médicis, reyes de Francia. Escultor: Germain Pilon. Saint-Denis. Transi de esta última (1519-1589). Escultor: Girolamo della Robbia. Musée du Louvre. Francia.
Transi de Francisco I de la Sarra (m. 1363), en la Capilla de La Sarraz, en Vaud, Suiza.
Uno de los transismás antiguos y también de los más impresionantes, por los sapos que están sobre la cara y el vientre, los grandes gusanos que salen del cuerpo taladrando la piel.
Eran los años de la peste negra y de la última edad media, la vida valía lo que en León Guanajuato según José Alfredo y los temas macabros fueron muy populares: a los escultores les encargaban transi y memento mori, los pintores llenaban iglesias y cementerios con frescos que representaban danzas de la muerte o el infierno y los trovadores hacían romances basados en la Leyenda de los tres vivos y los tres muertos. Tumba de Sir John Golafre (m. 1442). Fyfield, Berkshire. Inglaterra.
Transi de Alice Chaucer (1404-1475), nieta del poeta Geoffrey Chaucer. Ewelme Parish Church, Oxfordshire. Inglaterra.
L'Homme à moulons (Hombre para moler), Escultor: Jacques du Broeucq. Alrededor de 1550. Boussu. Bélgica.
LOS DORMIDOS Y LOS ENTAMALADOS
Tumba de la reina Claude de France (1499-1524) y de su esposo François I. Basílica de Saint-Denis, Saint-Denis, Francia.